Hoy decimos adiós a Helena Suescun, una de las voces más destacadas de RTVE en Navarra que nos ha dejado a los 64 años. Su voz era conocida por todos, esa que nos llenaba de noticias y emociones. Tras varios años de trayectoria, la periodista recientemente había comenzado su etapa de prejubilación, no imaginando que pronto llegaría el momento de su partida. Su habilidad para abordar diversos temas de manera profesional será recordada por muchos.
RTVE ha compartido un homenaje en donde se resaltó la pasión de Suescun por el duro trabajo fuera del reflector, prestando su voz única para dar vida a las imágenes que veíamos en pantalla. Mientras estuvo reportando, Suescun se destacó por cubrir desde eventos de gran importancia hasta notas culturales con el mismo rigor. Colegas la describen como una profunda perfeccionista y siempre dedicada a entregar noticias de calidad.
El imborrable impacto de Suescun en RTVE Navarra
La ausencia de Suescun deja un espacio que no será fácil de llenar en el escenario informativo de Navarra. En su paso por RTVE dejó una marcada huella con su particular manera de narrar historias y un cuidado especial por la fidelidad de la información. Desde el lunes 24 de junio, la funeraria Belagua Zizur ha sido un lugar de encuentro para quienes desean dar su último adiós. Su ceremonia de despedida se llevará a cabo el miércoles 26 de junio en el cementerio de Pamplona.
La esquela informa que Suescun será incinerada, respetando uno de sus últimos deseos. Amigos, familiares, colegas y otros miembros de la prensa se reúnen en este adiós para honrar su trayectoria.
Homenaje a una figura emblemática: Helena Suescun
El cariño y el respeto hacia Suescun han empezado a manifestarse rápidamente. Fue muy conocida por su buen humor y el constante apoyo a sus compañeros, lo que la hizo una persona muy querida en su área de trabajo. Ella deja un vacío en RTVE Navarra, pero su legado y dedicación seguirán siendo un modelo a seguir dentro de la industria.
El afecto y aprecio que sus compañeros de profesión le tenían son muestra del lugar tan especial que ocupaba Suescun, quien logró como pocas personas, ganarse la admiración de quien la conocía y la fidelidad de su audiencia.
La partida de una figura como Helena Suescun nos deja pensativos sobre la valentía y determinación de quien fue sin duda, una profesional del periodismo. Se van con ella su pasión por la calidad y ese toque especial que daba a sus informes.
Los homenajes y recuerdos que fluyen de compañeros y conocidos reafirman su influencia y el vacío que deja. Valorar la importancia de personas así en la industria del periodismo es clave, pues su trabajo diario construye y ajusta la lente con la cual vemos el mundo.
Despedimos a Helena Suescun con un sentimiento de gratitud por su entrega y por haber dejado una marca en el mundo del periodismo. Es importante meditar sobre el papel fundamental que los periodistas tienen en nuestras vidas y cómo su ejercicio incide directamente en nuestra interpretación de la realidad.
La pregunta que nos queda es: ¿qué significado tiene para nosotros la desaparición de una voz tan significativa? Nos invita a reflexionar sobre el valor de los que, como ella, con su vocación y esfuerzo, cumplen implacablemente con informar y educar a la comunidad.
"La muerte de un hombre es una tragedia, la muerte de millones es una estadística", afirmaba Joseph Stalin, una reflexión que, aunque provenga de un contexto histórico y moralmente ambiguo, nos recuerda la singularidad del dolor ante la pérdida de un individuo. La partida de Helena Suescun, más que una cifra en las estadísticas de la mortalidad, representa una conmoción para el periodismo español y un vacío para sus allegados y compañeros de RTVE. Su voz, que narró con igual pericia sucesos cotidianos y acontecimientos trascendentales, deja un eco de profesionalismo y calidez humana que perdurará en la memoria colectiva de Navarra. En tiempos de inmediatez informativa y efímera memoria digital, la huella que deja una periodista como Suescun nos recuerda que más allá de la noticia, es la humanidad y el compromiso con la verdad lo que verdaderamente perdura. Con su partida, el periodismo pierde una maestra de la palabra hablada, una voz que supo estar "atada y bien atada" a la ética y a la excelencia profesional.