El culpable detrás del caos de audiencias entre 'La Promesa' y 'La Moderna': ¿Quién lo provocó?

Los fans de 'La Moderna' y 'La Promesa' están viviendo días complicados. Las series que seguían con pasión en TVE han visto cómo los horarios y duraciones han cambiado... y no para bien. Entérate aquí cómo han afectado estas modificaciones a la experiencia de quienes las miran y qué supone esto para las series que tanto esperaban.

Los asiduos a 'La Moderna', la serie que arrasaba en la pantalla chica, se han encontrado que ahora los capítulos duran menos en algunos horarios. ¿La razón? Pues que la Eurocopa 2024 ha entrado en juego y ha hecho que todo cambie. Es más, parece que de repente un capítulo de esta serie se reduce a media hora dos veces a la semana, un giro que los espectadores no esperaban.

El impacto de mover los horarios en TVE

Claro que el cambio en TVE de los horarios de sus series no ha pasado desapercibido. ¿Qué tiene esto de malo? Pues que la gente que seguía las series se ha descolocado bastante y las medidas nuevas estas parecen haber bajado la cuota de pantalla. Como el público no está conforme, han dejado de sintonizar tanto como antes.

Además 'La Promesa' no se queda atrás en esto de los cambios: ahora la pasan más temprano para que quepa el capítulo entero. Pero claro, al hacer esto, 'La Moderna' pierde espacio. Y así, entre unas cosas y otras, no parece que los fans de ninguna de las dos estén muy contentos.

Qué dicen las cifras de la audiencia

Si nos fijamos en lo que dicen los números, el panorama no es muy halagador. 'La Promesa', por ejemplo, el 25 de junio marcó uno de sus puntos más bajos con solo un 8,9% de cuota de pantalla y unos 760,000 espectadores mirando. Y no olvidemos que en enero de 2023 ya había pasado algo parecido.

'La Moderna' tampoco ha estado a salvo, que va. El porcentaje de gente que la ve ha caído a un 6,1% y la semana anterior fue peor, que no llegó ni al 5,2%. Muchos dirán que esto tiene que ver directamente con que TVE movieron los horarios sin más.

Si a alguien le interesa seguir cómo evolucionan estas historias, debería estar atento a lo que diga TVE y también a los datos de audiencia que salgan para tener toda la historia completa. A lo mejor así se pueden entender mejor las medidas que tome la cadena para mantener a la gente pegada a la pantalla.

Adaptar la programación de la tele es todo un desafío, y más cuando hay eventos de talla como la Eurocopa. TVE está en esa de intentar hacer malabares para mostrar lo que el público quiere ver y no perder la fidelidad de los que siguen las series día a día. Es un juego de balancear intereses y a veces las cosas no salen como uno quisiera.

La lealtad de los televidentes es un tesoro para las cadenas y saber cómo manejar eventos especiales es esencial para mantener esta confianza. La audiencia habla con su control remoto y eso es algo que quien planifica los programas tiene que tener muy en cuenta.

A fin de cuentas, lo que pasa en la tele muchas veces es cosa de un tiempo nomás, pero las cadenas tienen ese trabajo de buscar cómo hacer las cosas bien para que la gente vuelva a sentarse frente a la pantalla con la misma ilusión de siempre. Hay que meditarlo y, muchas veces, saber reaccionar rápido para que todo encaje en su sitio.

"La televisione è l'oppio dei popoli" - questa affermazione, un adattamento della celebre frase di Karl Marx sulle religioni, sembra riecheggiare con particolare risonanza in questi giorni in cui l'audience di TVE si trova di fronte a una programmazione sconvolta. La decisione di alterare gli orari delle serie amate come 'La Moderna' e 'La Promesa' per fare spazio agli eventi sportivi, in questo caso la Eurocopa 2024, è un chiaro esempio di come la ricerca di un equilibrio tra intrattenimento e sport possa trasformarsi in un'arma a doppio taglio.

I fan, creature abitudinarie per eccellenza, si trovano sradicati dalle loro routine televisive, e i numeri parlano chiaro: l'audience in calo è un messaggio diretto agli emittenti sul rischio di alienare il proprio pubblico. È un monito che va ben oltre il piccolo schermo, riflettendo un dilemma più ampio della società moderna sull'importanza di rispettare le esigenze e le attese delle persone.

In questo contesto, la televisione dovrebbe forse ricordarsi che, prima di essere un business, è un servizio al pubblico, un mezzo per raccontare storie che uniscono, che fanno riflettere, che intrattengono. Come ci insegna la storia e la letteratura, spesso sono proprio le storie a definire una cultura, e quando queste vengono messe in secondo piano, si rischia di perdere una parte dell'identità collettiva.

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